1. Los colegios jesuitas están comprometidos a ser católicos y ofrecer formación profunda en la fe en diálogo con otras religiones y visiones del mundo. [44]

  1. Aunque los niveles de adhesión religiosa difieren a lo ancho del mundo, muchos estudiantes hoy están creciendo en un mundo “post-institucional”, manifestado como desafiliación de las organizaciones religiosas tradicionales y privatización de la vida, lo cual limita su comprensión del bien común.
  2. Ésta es una preocupación particular cuando se habla de los colegios como un cuerpo apostólico en la Iglesia. Para muchos estudiantes y familias la relación intrínseca entre la proclamación del Evangelio y los objetivos educativos de nuestras escuelas ya no es tan evidente por sí misma.
  3. Más preocupante es que un alto porcentaje de nuestros docentes se identifican más fácilmente con la etiqueta “jesuita” que con el término “católico”.
  4. El ejemplo del papa Francisco con su alegría en la vida cristiana aporta frescos aires al tema. Cuando se encontró con los estudiantes jesuitas de Italia y Albania, el Santo Padre subrayó la importancia de comprometerse con la problemática que rodea a la fe, la creencia y la duda como miembros de una iglesia peregrina en la tierra. Recorriendo el camino de la fe, el papa Francisco recordó a nuestros estudiantes: “Se requiere del arte de mirar al horizonte… caminar en comunidad, con amigos, aquellos que nos aman: esto nos ayuda… a llegar precisamente al destino al que debemos llegar” [45] .
  5. La llamada a educar desde el corazón de la Iglesia es especialmente relevante cuando pensamos acerca de la futura estructura de nuestros colegios. Mucho se ha avanzado acerca del desafío “¿cómo serán nuestros colegios cuando ya no haya jesuitas?” Una pregunta aún más compleja es ¿cómo garantizaremos la catolicidad de nuestros colegios en nuestro futuro?
  6. Un estudio empírico reciente de la Universidad de Lovaina [46] suministra un esquema útil para explorar la identidad católica de los colegios jesuitas. Cuatro tipos de colegio se identifican en este esquema:
  7. El colegio-monólogo que tiene una alta identidad cristiana con un mínimo de interacción con otras visiones del mundo;
  8. El colegio-descolorido, que funciona en una esfera neutra donde las personas son libres para elegir su propia filosofía de la vida prescindiendo de otros. Es una actitud de “vive y deja vivir” con poco sentido de comunidad y apoyo comunitario;
  9. El colegio-colorido, donde hay un apoyo fuerte a la pluralidad, pero donde la religión católica es reemplazada por una variedad de visiones del mundo y filosofías individuales de las cuales el cristianismo es una más;
  10. El colegio-diálogo, es el tipo preferido de colegio católico para nuestro contexto actual, el cual explícitamente elige ser inspirado por las tradiciones cristianas mientras acepta la presencia de otras tradiciones. En este colegio hay una opción preferencial por la tradición cristiana que se mantiene re-evaluando lo que signifique ser cristiano en la pluralidad de otras opciones. Es este colegio el que promueve la madurez de la propia fe de los estudiantes a través del diálogo, la formación y la interacción. Es éste el modelo de colegio que debe inspirar los colegios jesuitas.
  11. Adoptando el modelo de colegio-diálogo, los colegios jesuitas están llamados a las fronteras, y esto debe incluir las fronteras de la Iglesia que, como el Santo Padre sugirió, es “accidentada, herida y manchada por haber salido a la calle [47] ”.
  12. Así, el único objetivo de nuestros colegios, como recuerda el Papa Francisco a los profesores de los colegios jesuitas, es formar “gente madura que sea sencilla, competente y honesta, que sepa amar con fidelidad, que pueda vivir la vida como respuesta a la llamada de Dios, y su futura profesión como servicio a la sociedad. [48]
  13. Esto puede lograrse cuando nuestros colegios funcionen como modelos proféticos de comunión cristiana con la Iglesia -ejemplos genuinos de compartir el poder entre compañeros laicos y jesuitas; ejemplos de profundo compromiso con el pobre; ejemplos de una teología de afirmación del mundo enraizada en la Encarnación; ejemplos de inclusión y bienvenida de aquellos en las fronteras, incluyendo los que están en las fronteras de la misma Iglesia.
  14. La educación jesuita debe estar comprometida en promover una sólida formación en la fe y en la educación teológica de todos los miembros de su comunidad y asegurar una sólida formación catequética para los católicos. No toda persona asociada con un colegio jesuita es, o será, católica, pero están invitados a entender la identidad eclesial del colegio y a participar de tal identidad en la medida en que sea para ella apropiada. Como educadores de colegios jesuitas enfrentan el futuro y deben aprender a balancear el particularismo de sus raíces institucionales con el pluralismo de creyentes de muchas tradiciones religiosas tanto como con no creyentes; deben ser colegio en diálogo. En este sentido, los colegios jesuitas también se comprometen con el diálogo inter-religioso que prepara a nuestros estudiantes para entender, interactuar y abrazar la diversidad religiosa de nuestro mundo.

Ejercicio 19. Para el discernimiento:

En tu región del mundo:

  1. ¿Cómo evalúas este desafío?
  2. ¿Cuáles son los obstáculos más significativos?
  3. ¿Cómo podemos adaptar este desafío para todos los colegios jesuitas de manera que reflejen el mayor bien?
  4. En este contexto ¿Qué ha hecho tu apostolado educativo?
  5. ¿Qué debería estar haciendo tu apostolado educativo?

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