Entrevista – Mi Experiencia Facilitando el Curso “Cuatro Prácticas Esenciales de la Espiritualidad Ignaciana” con un Grupo Global – España

Estamos encantados de compartir esta entrevista con Teresa González Pérez, profesional en el área de pastoral de la Zona sur de Edusci (Fundaciones SAFA y Loyola) en España. Teresa participó como facilitaodra en el curso grupal de “Cuatro Prácticas Esenciales de la Espiritualidad Ignaciana”. Este curso es un curso global dirigido por facilitadores que ofrece una nueva experiencia de aprendizaje global síncrono para educadores ignacianos. Una nueva modalidad de curso que permite a los miembros de nuestra comunidad global aprender juntos en grupos globales con educadores de diferentes colegios jesuitas de todo el mundo.

La participación de Teresa como facilitadora no sólo ha contribuido a cumplir con la visión holística de la educación que ofrecen los colegios jesuitas, sino que también nos ha ayudado, como comunidad, a seguir creciendo como educadores jesuitas contemporáneos. ¡Gracias Teresa!

Sin más preámbulos aquí está la experiencia de facilitación de Teresa.

Si estás interesado o interesada en saber más acerca de nuestras oportunidades de facilitación, por favor ponte en contacto con Géllert Merza en info@educatemagis.org

 

Q1. ¿Cuál es tu nombre completo, puesto de trabajo actual, responsabilidades laborales, nombre del colegio, ciudad y país donde trabajas?

Teresa González Pérez, vivo en Sevilla y trabajo en el área de pastoral de la Zona sur de Edusci (Fundaciones SAFA y Loyola). La zona sur  comprende 32 colegios de Andalucía, Extremadura y Canarias.

Q2. ¿Dónde naciste? ¿Puedes compartir brevemente con nosotros un recuerdo especial de tu propia biografía que se relacione con tu primer interés (curiosidad) por la fe cristiana y la espiritualidad jesuita/ignCuatroaciana?

Nací en Sevilla y estudié en colegio de la religiosas de la Compañía de María. En la etapa universitaria fue para mí muy importante el compartir con otros jóvenes creyentes y salir juntos a las periferias. Vivir en primera persona que el mundo no ofrece las mismas oportunidades a todos fue una experiencia muy fuerte que tambaleó mi fe a la vez que la renovó con nuevas preguntas que nunca me había hecho. En ese camino, ir de la mano de la espiritualidad ignaciana me permitió  comenzar a elaborar esas respuestas y me llevó al acabar la carrera de Psicología a hacer un voluntariado internacional de dos años en el Bañado Sur, Paraguay junto con mi marido Eduardo. Vivimos en comunidad durante dos años con la comunidad de jesuitas de Pa´i roga, con religiosas de los sagrados corazones y con otros tres voluntarios, dos españoles y una paraguaya. Era una comunidad apostólica maravillosa, diversa,  compleja y llena de matices y tensiones que soñaba con sembrar Reino en medio de una realidad durísima en la que brotaba a borbotones la esperanza.

Q3. ¿Cuál es tu relación con la espiritualidad jesuita/ignaciana? ¿Qué importancia tiene para tu vida, tu espíritualidad personal, trabajar o ser parte de la comunidad global jesuita/ignaciana?

Soy miembro de la CVX y vivo con mucha fuerza ¿Que debo hacer por Cristo?, no es una pregunta que brota solo desde una mera obligación ética. Es sobre todo un deseo profundo de vivir en sintonía, vivir el seguimiento como camino de felicidad que te hace vivirte en respuesta a tanto bien recibido, como inspiración para ser una persona más plena, más  humana, más consciente de la vulnerabilidad propia y la ajena…hay un mundo roto, que sufre y que nos pide que participemos en su transformación, desde ahí el deseo de ser para los demás. En tiempos de San Ignacio, él lo visualizó con fuerza en la contemplación de la encarnación, es increíble su visión. Hoy nosotros la renovamos conscientes de que la interdependencia no es solo cosa de algunos sino que vivimos en un mundo global en el que todo está conectado. Ser parte de la comunidad ignaciana global me da fuerza para el día a día. En cada cole, en cada proceso que acompañamos o ponemos en marcha desde el área de pastoral, hay una trama común en muchas partes del mundo. Cada vez más las vulnerabilidades que emergen en los contextos tienen rasgos comunes aunque con diferentes rostros y matices. Pero hay también muchos destellos de esperanza que nos anima a descubrir cómo Dios habita en todas las criaturas.

Q4. Según tu experiencia personal y su participación y facilitación del curso “Cuatro Prácticas Esenciales de la Espiritualidad Ignaciana”, ¿cómo crees que se integra con el contexto global del documento “Colegios jesuitas: una tradición viva en el siglo XXI”?

Facilitar el curso ha sido para mi una experiencia honda de comunidad global, que hace oración de manera compartida, que busca de manera conjunta y que tiene heridas, cicatrices y deseos muy parecidos en los distintos contextos. Una profesora de Arequipa ilumina desde las claves ignacianas a un profesor de San Sebastián. El resultado es salir del curso con el fuego encendido para no dejarnos vencer por la burocracia y el cansancio que a veces trae la realidad en muchos momentos.  No encuentro mejor manera de hacer realidad la tradición viva ignaciana que el diálogo Fe y Vida alumbrado por las herramientas ignacianas.

Q5. ¿Qué otros ejemplos de proyectos educativos globales o iniciativas interculturales puedes compartir con nosotros de tu propio pasado en los que hayas estado involucrado y en qué te gustaría estar involucrado en el futuro?

He podido participar en un encuentro europeos de JECSE que ha sido de una gran riqueza en esa conciencia global que nos presenta desafíos comunes. Por otra parte, al colaborar en otras redes ignacianas a través de Claver- SJM, CVX en experiencias de hospitalidad me ha dado la oportunidad de ver cómo las problemáticas sociales y educativas están hoy más conectadas que nunca. En nuestro contexto ha habido avances en la conexión entre universidades sj, centros educativos, entidades sociales y colaboradores con temáticas comunes como hospitalidad, ecología o formación. En ese momento,  son iniciativas que también podemos llevar a lo global en un contexto donde lo virtual es una oportunidad que nos acerca más que nunca.

Q6. ¿Cuál ha sido tu experiencia hasta ahora (aspectos positivos/desafiantes) en tu participación activa como participante y facilitador en los cursos de espiritualidad ignaciana organizados por Educate Magis?

Como aspecto positivo creo que lo más valioso es sin duda poner rostro a otras realidades y escuchar de primera mano otros contextos y vivencias de la espiritualidad ignaciana. En mi caso, salir de la lógica eurocéntrica tiene un gran valor. Es una vivencia fuerte de sinodalidad en la que nos sentimos hermanos y hermanas de  una manera sencilla pero con una profundidad increíble. El clima de confianza que se crea en los grupos pequeños permite que se de una conversación espiritual en la que la barrera de la pantalla desaparece y en la que todos y todas tenemos una palabra.

Como desafío el reto lingüístico está ahí, el idioma es complejidad y a la vez la oportunidad. Compartir vivencias sobre el examen ignaciano en inglés con alguien de Australia es muy potente. Hay algo que se siente y eso lo hace muy significativo incluso aunque no  entendamos al cien por cien algunos matices del compartir.

Otro desafío es la participación. En los cursos que he podido asistir la participación ha sido escasa, quizás por ese miedo a lo diferente, por el idioma o porque andamos saturados de otras redes en las que ya estamos, todo influye.

Q7. ¿Por qué crees (si lo crees) que es importante que los educadores jesuitas aprendan, practiquen y modelen las prácticas ignacianas, como el examen, el discernimiento, la conversación espiritual y ser contemplativos en acción en los colegios jesuitas de todo el mundo?

La espiritualidad es nuestra raíz compartida. Es por ello que este curso como acercamiento tiene un valor enorme por lo sencillo, lo accesible y lo bien pautado. Pueden compartir el curso personas que están comenzando junto a otros que lo pueden vivir como renovación y repetición ignaciana, es muy rico el cruce entre los distintos momentos del itinerario de cada persona. En el fondo de una manera o de otra vamos compartiendo lo esencial. En mi experiencia hacer ejercicios espirituales en Chile, Paraguay o España ha sido parte de lo mismo. Los EE.EE nos dan una base sólida común que ofrece una malla firme para que luego brote una acción común, en nuestro caso la educativa. En mi experiencia ha sido increíble constatar cómo se da una mirada compartida  de  la realidad y de hacerse cargo de ella, es eso lo que permite encontrar caminos para poner en marcha proyectos de distinto tipo. En este curso ofrecer de manera herramienta virtual esas claves es muy valioso. Unas claves que además no se quedan solo en lo conceptual sino que integran la dimensión experiencial, orante y de herramientas ignacianas entendidas como prácticas no como teorías. Esto lo hace especialmente pertinente para el trabajo con educadores y educadoras, las viven y así las podrán compartir. Solo podemos ser transmisores de fe cuando se vive y este curso es una gran aportación en la vivencia de fe compartida.

Q8. ¿Cuál es tu cita/frase favorita relacionada con la espiritualidad ignaciana, de una figura histórica o moderna que admiras?

Sería difícil elegir, si hay que quedarse con una, amarte en todas las cosas, de la contemplación para alcanzar amor. Creo que San Ignacio se adelantó en muchas cosas pero sin duda la dimensión cósmica de esta contemplación, de conexión con todo lo creado, es cada vez más inspiradora en un mundo que necesita una mirada de ecología integral y de una ciudadanía global con rostro, habitada, preñada por el Dios de la historia.