Fe y Alegría es un Movimiento de Educación con 67 años de trayectoria y con presencia en 22 países de tres continentes. A lo largo del tiempo, el esfuerzo se ha centrado no solo en ofrecer educación, sino que la educación sea de calidad y que esté en constante revisión que nos permita aprender y mejorar.
Gracias al acompañamiento de Porticus, desarrollamos la iniciativa de “Evaluación y medición de impacto” para conocer los resultados de nuestro trabajo, compartirlos con la comunidad educativa, rendir cuentas a todas aquellas personas, instituciones y organismos públicos a los que consideramos aliados y colaboradores en nuestra misión de educar para transformar, y sobre todo, como una disciplina fundamental para el aprendizaje y la mejora continua. En este sentido, entre el 2017 y 2020 realizamos una intervención educativa en 6 países: Bolivia, Colombia, Guatemala, Perú, República Dominicana y Venezuela.
Esta Evaluación de Impacto es importante por su alcance global y por la riqueza de sus aportes para la toma de decisiones. Nos brinda una triple mirada sobre cómo las intervenciones de Fe y Alegría contribuyeron a la transformación en los seis países de Latinoamérica evaluados: en la vida del estudiantado y sus familias, en las comunidades en la que los centros escolares se insertan y en la gestión educativa y las políticas públicas. Ha sido desarrollada por un equipo internacional liderado por el Instituto de Estudios Sociales de la Universidad Erasmus de Rotterdam de los Países Bajos y nos permite extraer conclusiones globales para aprender de nuestras buenas prácticas, reorientar las planificaciones y fortalecer nuestra capacidad de elaborar propuestas innovadoras para seguir brindando educación de calidad a quienes más lo necesitan.
En Fe y Alegría tenemos una clara intención política de educar para la transformación personal y social. Trabajamos por una educación pública universal inclusiva y de calidad, para lograr justicia social para todas las personas, enfocándonos especialmente en las personas y los contextos empobrecidos y excluidos. Y aportamos nuestra experiencia y trabajo a los sistemas educativos públicos, generando sinergias con los actores de la educación a nivel local, nacional y global.
Lamentablemente la defensa del derecho a la educación continúa siendo un reto. La pandemia de COVID-19 agranda las brechas de la desigualdad y nos plantea la necesidad urgente de redoblar nuestros esfuerzos para garantizar una educación de calidad, como derecho fundamental y también como el deber que todos y todas necesitamos asegurar.
Esperamos que los aprendizajes y desafíos planteados en esta Evaluación de Impacto sean una guía que nos ayude a continuar el camino, aún si cabe, con más ilusión y con la misma fuerza que prendió aquella chispa en un barrio de Caracas de un ya lejano 1955.
En este enlace compartimos el informe global del proceso de evaluación educativa
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