Escuelas

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Colegio San Ignacio Alonso Ovalle

P. Alonso de Ovalle 1452 – Comuna de Santiago Centro Santiago Casilla 597 – Sucursal Plaza de Armas -, Santiago, Chile

Fecha de Fundación: 1856

Contacto: (+56-2) 2367 8500

Perfil de género

Mixed

Director de la escuela

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Director Pastoral

Juan Carlos Poblete

Historia

El colegio San Ignacio se fundó a partir de un grupo de misioneros jesuitas venidos desde Buenos Aires llamados por el Arzobispo de Santiago, don Rafael Valentín Valdivieso. No es de extrañar que este celoso pastor quisiera que los jesuitas educaran a los futuros líderes de la clase dirigente chilena de mediados del siglo XIX. El liberalismo, el secularismo, el positivismo científico amenazaban a la élite intelectual chilena, los jesuitas españoles parecían ser suficientemente capaces de combatir esas ideologías, consideradas dañinas en esa época educando en sólidos principios cristianos, en rígidos cánones morales y en suficiencia de letras a los jóvenes aristócratas criollos. En 1854 se puso la primera piedra del edificio del colegio en un solar contiguo a la Alameda y a los barrios de moda de entonces: Ejército, Dieciocho, Vergara… Ya el 1 de Mayo de 1856 se iniciaban las primeras clases con el italiano Padre Ignacio Gurri, como primer Rector. Cuarenta y cuatro alumnos internos formaron el alumnado inaugural. A los pocos meses se agregaron 31 y al año siguiente ya eran 150. Al sólido edificio de dos pisos que albergaba a las clases, y a la comunidad jesuita, se integró en 1859 una capilla “doméstica” de extraordinaria hermosura, declarada hoy monumento nacional. Faltaba un templo digno de la mayor gloria de Dios, con el propósito de unir a las letras la fe. Con esfuerzo y dedicación se construyó una gran iglesia en la esquina de las actuales calles Alonso Ovalle y San Ignacio.

Misión – Visión

Busca formar hombres y mujeres para los demás, cuyo sentido inspirador brota de la novedad del Evangelio de Jesucristo y la promoción de su reino de paz, justicia y amor. Su anhelo es ayudar al crecimiento de personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas que encarnen el diálogo de la fe con la cultura y su enriquecedora diversidad, especialmente alimentada por el hecho de estar ubicados en el corazón del gran Santiago. Para ello, busca propiciar aprendizajes con calidad y equidad en sus alumnos, por lo que junto a la formación académica, promueve una fuerte formación pastoral y religiosa y un serio interés por el desarrollo cultural, deportivo y tecnológico de sus niños y jóvenes.

Este Proyecto Educativo se fundamenta en una concepción cristiana e ignaciana de la vida. Ella consiste en una particular manera de mirar el mundo, y de situarse ante él, la que incluye pre¬su-puestos teológicos, antropológicos, sociológicos, psicológicos y pedagógicos. 01. En esta manera de ver las cosas el mundo y todo lo creado proceden de Dios y también nosotros hemos sido hechos por El, para continuar esa obra creadora, llevarla a buen término y lograr la plenitud humana. Así, nuestra vida es para servir y dar gloria a Dios, y el mundo es nuestro campo de acción. 02. Ante la iniciativa incesante del amor del Padre, nosotros res¬pon¬demos con nuestro trabajo diario y con nuestra búsqueda de Dios en la oración. Pero oponemos también nuestro pecado y nuestras limitaciones, que necesitan abrirse continuamente a la gracia de Dios para que podamos crecer en disponibilidad y buscar siempre el mayor servicio. 03. Respetando la naturaleza y contribuyendo a la construcción de una cultura cada vez más humana y humanizante, el ignaciano sabe que él es un instrumento en las manos de Dios para realizar esta misión que se le ha confiado, la de hacer avanzar el reino de Dios en la tierra. 04. Conforme a esta visión del mundo y de Dios, un ignaciano buscará y encontrará su plenitud humana, o santificación, insertándose y luchando por construir un mundo mejor, sabedor de que Dios habla a través de los acontecimientos históricos. Su fe lo acerca a los hechos de la vida diaria