Un Techo para el Camino

No tenemos aspiraciones de otra índole, simplemente restituir algo de la humanidad perdida por el dolor y el sufrimiento.» Padre Eduardo Vega

Conmemoramos este próximo 20 de junio Día Mundial del Migrante y Refugiado, haciendo nuestras las palabras del Papa Francisco hacia el migrante y refugiado: “Acoger, Proteger, Promover e Integrar”. Bajo esta premisa surge la iniciativa de la Compañía de Jesús en la figura del director general de Hogar de Cristo, Padre Eduardo Vega, S.J  «Un Techo para el Camino», el centro de acogida temporal para personas en Movilidad Humana que tomó forma gracias al equipo que construyó con ilusión la propuesta y a todos aquellos benefactores que creen en ella y en la posibilidad de transformar la humanidad teniendo una mirada contemplativa frente a estos grupos.

Las palabras de San Juan Pablo II nos alientan: «Si son muchos los que comparten el “sueño” de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en Casa Común”. Papa Francisco.

Liderados por el padre Eduardo, Roger Arosemena, Anastasio Gallegos, Antonio Sotomayor, Manuel Huayamave, Bethsaida Hidalgo, Patricia Moreira, Ronald Borges y Jéssica Maridueña, pusieron en marcha la propuesta, que, en el camino se concretó con aliados estratégicos, obras hermanas de la Compañía de Jesús, empresas, colaboradores y voluntarios. Para este fin, se puso a disposición nuestras antiguas instalaciones, ubicadas en la ciudadela La Atarazana.


No había un plan ambicioso, solo poner un granito de arena frente a las masas que se movilizaban en la frontera Norte. Los primeros días, las cifras nos abrumaban (2500 venezolanos), al cierre de nuestra edición no logramos reponernos, ahora son 5000. No podemos ser indolentes frente a este drama humano, por el que Ecuador ya pasó en su historia reciente y cuyas consecuencias todavía se sienten (el último episodio de dolor por la inmigración en Ecuador fue en 2000 cuando cientos de familias quedaron desmembradas).

Hoy llegan a la Terminal de Guayaquil 600 personas diariamente, casi el 12% del total de venezolanos que transitan por el Puente Rumichaca. Llegan en bus, a pie o montados en bicicleta; agobiados, incrédulos, desnutridos, enfermos y algunos deprimidos, pero sobre todo con fe. Esa es la luz que se vuelve su horizonte y que los motiva a alcanzar sus metas y continuar en tránsito. En «Un Techo para el Camino» encuentran un lugar digno para dormir, asearse, alimentarse y renovar energías.

Es un espacio que propone a los migrantes venezolanos y de otras nacionalidades poder descansar en su trayecto de viajes hacia otros destinos a Ecuador. Es un espacio en donde la persona puede hacer una pausa, repensar su horizonte y, de esa manera, poder continuar en esa búsqueda de un mejoramiento de su calidad de vida. Es un espacio de humanidad para personas que vienen pasando por procesos de deshumanidad» Ronald Borges


Los alumnos de la Unidad Educativa Javier también se mostraron sensibles ante esta temática. Durante la misa de La Dolorosa el Padre Fabricio Alaña SJ, delegado de la Compañía de Jesús en Guayaquil, los invitó a ponerse en los zapatos del otro y a reflexionar sobre la actual realidad de los grupos. La campaña de ayuda se mantendrá a lo largo del año con dos enfoques, sensibilizar a los estudiantes y contribuir con donativos al Centro de Acogida de Temporal (CAT)

Al igual que la Unidad Educativa Javier, FASMAD, Fe y Alegría y el Hogar San José se han sumado a esta iniciativa solidaria a favor de las personas en Movilidad Humana.

Para conocer más acerca de este proyecto, descarga el informativo aquí.