Familias corresponsables con el Proyecto Pedagógico Ignaciano: Una Selección de Documentos CVPI

El P. Pedro Arrupe S.J., en su discurso “Nuestros Colegios hoy y mañana” (1980), al hablar de la participación de las familias decía: “Ya sabemos que son los últimos responsables de la formación de sus hijos. Pero esa es precisamente una razón más para que nosotros nos ocupemos también de las familias, y vayamos a una en la educación”.

Este “ocuparse” implica asistirles y acompañarles, desde los colegios, centros de Fe y Alegría y desde las universidades jesuitas, en la mejora de su preparación, como padres y madres, para formar a sus hijos más integralmente; también, para que las familias puedan participar y colaborar tanto en el planteamiento como en el desarrollo de los proyectos educativos institucionales, en especial cuando se impulsan procesos de innovación; y más allá, para promover su formación como laicos cristianos e ignacianos comprometidos con la misión de reconciliación y transformación de la sociedad, desde la fe y la justicia.

¿Se “ocupan” nuestras instituciones educativas lo suficiente para lograr “ir a una” con las familias en la formación de los estudiantes y para desarrollar su corresponsabilidad con el proyecto pedagógico que les identifica? ¿Se concretan, a satisfacción de las partes, las intenciones declaradas en las propuestas de “escuelas de padres” y “pastoral familiar”? ¿Se involucra a las familias como parte activa de la comunidad educativa en las decisiones y en los procesos de innovación educativa? ¿Se promueve una acción pastoral eficaz para incentivar la formación cristiana e ignaciana de las familias?

Los delegados de educación del mundo, en el documento “Actuar como un cuerpo universal con una misión universal” (JESEDU Río-2017), se comprometieron a “trabajar con los colegios para mejorar la forma en que los padres y madres de familia y las familias son invitadas a participar en nuestra educación y formación”. El reto es descubrir nuevas estrategias para fomentar e integrar su compromiso como “corresponsables”, y por tanto “colaboradores”, en una misión apostólica que les une con las instituciones educativas que han escogido para la formación de sus hijos.

Por otra parte, la Pastoral Familiar ha sido históricamente una de las áreas de atención apostólica de la Compañía, con más fuerza en unos países que en otros. Hoy, con mirada renovada a la luz de la exhortación “Amoris Laetitia” de Francisco, se procura y necesita ofrecer mayores espacios en los centros de espiritualidad, parroquias, instituciones educativas y otros servicios, para acompañar el discernimiento y fomentar la madurez cristiana en las familias.

En este número del boletín queremos crear inquietudes sobre la tarea de la formación y participación de las familias, para que este reto no decaiga en medio de las múltiples tareas que se pide hoy a los directivos y educadores de nuestras redes. Ofrecemos documentos que dan contexto al planteamiento y una somera revisión de las estrategias de trabajo que observamos en páginas web e informes institucionales. Por supuesto que no es una revisión exhaustiva ni implica tendencias; tampoco hay elementos para calificarlas de experiencias exitosas ni significativas por el número de involucrados y su impacto. Pendiente está el trabajo de investigar, compartir y crear, si posible en conjunto desde las redes, marcos teóricos de formación y propuestas de participación activa de las familias, para su adaptación a necesidades y contextos diversos desde la identidad propia de las instituciones.

1. Como lecturas de fondo, de la Revista “Padres y Maestros” que publica la Pontificia Universidad de Comillas, recomendamos dos documentos: “Claves críticas para valorar la innovación en las escuelas”, de Jesús Marauri y Aránzazu Mitjavila (2019): proponen los siguientes criterios, además del aval científico, protagonismo del estudiante, principio de inclusividad, impulso de verdaderas interacciones entre los alumnos y participación educativa de las familias; y “Formación y participación decisiva de las familias en los centros educativos”, de Jelen Amador y Sandra Girbés (2016): comprueban que la sola participación informativa o consultiva de las familias sobre los proyectos educativos no generan mayores impactos ni compromisos; en cambio sí otras formas de participación, como son la decisiva, la educativa y la evaluadora. Todas ellas implican un serio esfuerzo de formación por parte de las instituciones.

2. En la revisión de las páginas web de colegios de América Latina y España encontramos diferentes tipos de estrategias para la formación de las familias, con miras a alentar su participación y compromiso en la educación de sus hijos, al tiempo que se promueve el conocimiento y vivencia de la identidad/espiritualidad ignaciana.

  • “Escuelas de Padres”, “Escuelas de Familias” y “Conferencias para Padres”. Por lo general se trata de ciclos de conferencias a lo largo del curso o talleres eventuales, con asistencia voluntaria, sobre temas diversos que buscan ayudar a los padres en aspectos del crecimiento de los hijos en su desarrollo físico, social y mental. En la mayoría de los casos son organizados por instancias académicas de los propios colegios y, en otros, desarrollados por las sociedades de padres en acuerdo con sus directivos. Destacamos dos experiencias con programas más estructurados en esta segunda modalidad.
    • La impulsada como programa bandera por las Asociaciones de Padres de los colegios de Colombia, en acuerdo con ACODESI, con apoyo en el libro “Hacia una familia integral: cómo acompañar la formación de los hijos según la propuesta educativa de la Compañía de Jesús“, de Gustavo A. Ramírez García (Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio). El curso, ofrecido a todos los padres nuevos, se enfoca en cómo acompañar a los hijos en el desarrollo de las dimensiones ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética, corporal y sociopolítica. Mayor información sobre esta estrategia se encuentra en las páginas de los colegios Santa Luisa (Bogotá), San José (Barranquilla) y de la Universidad Javeriana de Cali que lo ha ofrecido como un diplomado: “El Acompañamiento en una Familia Integral”, en acuerdo con el Colegio Berchmans. A la oferta de su programa bandera, las asociaciones de padres han venido añadiendo otras acciones de formación espiritual y de acción social, como sucede en los colegios San Luis Gonzaga (Manizales) y San Bartolomé La Merced (Bogotá).
    • La experiencia del Colegio San Ignacio (Caracas, Venezuela) con el “Taller para Padres y Representantes”, con el temario propuesto por el P. Manuel Segura S.J., en su libro “Enseñar a convivir no es tan difícil. Para quienes no saben qué hacer con sus hijos o con sus alumnos” (Bilbao: Desclèe). En este taller aplican la estrategia de “padres que forman a padres”, con charlas periódicas de refuerzo y actividades complementarias para alentar la formación espiritual.
  • Propuestas desde la Pastoral, en casos con apoyo de otros departamentos académicos. Como ejemplos más estructurados de esta estrategia mencionamos las programaciones de los colegios San Ignacio del Bosque y Nuestra Señora del Camino (Santiago, Chile), Cristo Rey (Asunción, Paraguay) y las experiencias de los “Círculos de Familias Ignacianas” del colegio San José de Arequipa (Perú), el programa “Padres y Madres Ignacian@s en Formación (PIF)” que lleva el Colegio San Ignacio (La Paz, Bolivia), los “Encuentros de Reflexión y Oración” del Colegio Gonzaga (Maracaibo, Venezuela) y la propuesta “Pastoral Familiar: Movimiento Caná y Betania” del Colegio Seminario (Montevideo, Uruguay).

3. En los proyectos de innovación pedagógica en marcha, en colegios de España y Latinoamérica, se enfatizan las ideas de familias implicadas y el fortalecimiento de su rol educador como elementos que a la vez son determinantes y parte del sueño/horizonte que se busca. Pero, al revisar las estrategias y acciones en marcha en dichos proyectos, no aparecen con claridad como área de mejoramiento. Sobre la Evaluación del Proyecto Horizonte 2020 de los colegios de Cataluña, Xavier Aragay señala, al ser entrevistado, que: “Más allá de cómo lo ve el profesorado, otros elementos en los que el Horizonte 2020 necesita mejorar, según sus propios impulsores, es en la participación de las familias – “no ha sido tan intensa como esperábamos”. El P. Luiz Fernando Klein, en su artículo “Colegios jesuitas innovadores en América Latina” (2018) reporta cómo los colegios San Gabriel (Quito, Ecuador) y San Francisco Javier (Pasto, Colombia) han venido asumiendo el reto de ampliar la participación de las familias en sus respectivos proyectos. Pero aprecia que todavía la formación de familias, como corresponsables por el proyecto pedagógico ignaciano, sigue siendo un desafío.

4. En la revisión por internet hemos visto que muchas escuelas de Fe y Alegría, en los distintos países, dan noticias sobre actividades de escuelas de padres y de pastoral para motivar la participación de las familias en la mejora de su acción educativa. Ejemplos de ello se encuentran en la publicación “20 historias de transformación de escuelas en Latinoamérica” en entornos de Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala, Panamá y Perú. También existen numerosas experiencias desde las propuestas de educación de adultos, educación no formal, promoción comunitaria y educación radiofónica, con temáticas siempre contextualizadas según las necesidades del momento y del lugar. Un ejemplo es el “Programa Madres Promotoras de Paz” de Fe y Alegría Venezuela. El trabajo con las familias y el entorno comunitario siempre ha sido parte importante de la propuesta de educación popular del Movimiento.

5. En las universidades resaltan las experiencias de los programas de “Master y Especialización en Pastoral de la Familia”, de la Pontificia Universidad de Comillas, y el “Diplomado en Pastoral Familiar”, de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Además, esta última universidad ofrece el “Programa Asesoría Familiar” a los miembros de su comunidad universitaria, con cursos, conferencias y la posibilidad de asesorías personales.

Una perspectiva y propuestas que pueden ayudar a enriquecer la pastoral familiar en nuestras instituciones educativas, desde la exhortaciónAmoris Laetitia”, se encuentran en los libros impresos del P. Pablo Guerrero S.J.: “Mucho más que dos: Acercamiento pastoral a la pareja y a la familia”, y de Fernando Vidal: “El Reloj de la Familia. Guía práctica para proyectos de familias”. Para conocer más sobre esta última propuesta, originada en experiencias de las CVX españolas, se recomienda consultar el blog “Reloj de la Familia” y el resumen que ofrece el autor: “El Reloj de la Familia, una nueva herramienta pastoral para la alegría del amor”. Además, en Internet se encuentran diversas guías para la lectura y reflexión personal o compartida en grupos, con las familias, sobre el texto de la exhortación “Amoris Laetitia”. Un buen recurso es la guía ofrecida por la Diócesis de Bilbao.

Otra perspectiva que podría contribuir a motivar la corresponsabilidad de las familias con los proyectos educativos de las instituciones es considerarlas como “colaboradores en la misión”, la asumida por el colegio, escuela o universidad que escogieron para sus hijos o para ellos como estudiantes o educadores, la de la Compañía, y más allá, la misión de Dios. En esta línea, se recomienda la lectura del documento de la CPAL “Colaboración en el corazón de la Misión. Colaboración con y para…” Y repasar las propuestas formativas que se encuentran en la “Caja de Herramientas para la Colaboración”, con mente abierta, para tomar ideas, adaptarlas o simplificarlas a fin de ampliar y diversificar la oferta formativa hacia aquellos padres y madres “que más se quieran afectar”, profundizando su formación y compromiso como cristianos e ignacianos.