Educando para la Colaboración Global – Una persona moderna y equilibrada

Vivimos en un mundo cada vez más y más interconectado. Hoy, lo que ocurre en un rincón del mundo repercute en la vida de todos los seres humanos y del planeta.  Algunos de los retos actuales, tales el cambio climático, la guerra, la pandemia del COVID y la inmigración, han puesto de manifiesto que no vivimos en países aislados y que las fronteras nacionales no detienen los problemas que nos afectan a todos. Por lo tanto, necesitamos proporcionar una educación que pueda responder a esta nueva realidad de una humanidad que comparte una casa común. Hoy, una educación integral debe preparar a las nuevas generaciones para que compartan esta responsabilidad común y crear las condiciones para la colaboración y la solidaridad. El Papa Francisco, como líder global, ha reconocido el nuevo contexto y ha hecho repetidos llamamientos en favor de un nuevo pacto educativo global, que pueda ofrecer a las nuevas generaciones las habilidades, el conocimiento, y las condiciones para afrontar los desafíos futuros.

La UNESCO también ha reconocido la necesidad de reimaginar juntos nuestro futuro, a través de un nuevo contrato social para la educación, ya que un “gran número de personas…son profundamente conscientes de que estamos conectados en este planeta que compartimos y que es imprescindible que trabajemos juntos.” (Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación, 2021).

La educación jesuita, como se discutió en el Seminario Internacional SIPEI, en el 2014, tiene como objetivo la Excelencia Humana, tal como está expresado en las 4Cs: personas conscientes, competentes, comprometidas, y compasivas. Invitamos a nuestros estudiantes a desarrollar todo su potencial al servicio de Dios y de los demás. Hoy en día, esta excelencia humana no puede ser alcanzada sin una educación que prepare a estudiantes, educadores, padres y madres de familia para la realidad de un mundo en común. El reciente y enfático llamado de la Congregación General #36, al discernimiento, la colaboración, y el trabajo en red como nuestro modo contemporáneo de proceder, adaptado a nuestra época (D. 2) apunta en la misma dirección. Así como Arrupe proclamó que «el espléndido aislamiento» no es una opción para nuestros colegios; podemos añadir que tampoco es una opción para los países ni para las nuevas generaciones.

El concepto de ciudadanía global que está surgiendo ayuda a responder a esta nueva realidad. En el 2017, el P. General Sosa, desafió a los colegios a ser proactivos y a llevar a cabo este nuevo requerimiento: “¿Cómo pueden nuestros colegios acoger y ofrecer una formación para la ciudadanía global, que respetando las particularidades locales de las culturas evidencie nuestro potencial y compromiso universal? Deberíamos estar en la capacidad de elaborar programas educativos que nos ayuden a pensar y actuar, local y globalmente… sin perder nuestra identidad cristiana e ignaciana.” (Rio de Janeiro, 2017).

Como respuesta al desafío del P. General, el Secretariado de educación creó la un grupo de trabajo con representación de todas las conferencias de la Compañía de Jesús, para ofrecer un marco para la ciudadanía global en nuestros colegios. Después de varios meses de intenso trabajo , la el grupo de trabajo ofreció a los colegios una definición ignaciana e inspiradora:

“Ciudadanos Globales son aquellos que buscan continuamente profundizar su consciencia sobre su lugar y responsabilidad, local y global, en un mundo cada vez más interconectado; aquellos que se solidarizan con otros en la búsqueda de un planeta sostenible y un mundo más humano, como verdaderos compañeros en la misión de reconciliación y justicia.” (Taskforce de Ciudadanía Global, Ciudadanía Global: Una Perspectiva Ignaciana, 2019).

Para la educación de la Compañía de Jesús está claro que educar ciudadanos globales no significa descuidar o abandonar las raíces y las responsabilidades locales que enriquecen la vida y nos conectan con las personas que nos rodean. El grupo de trabajo también ofrece un modo de proceder en nuestros colegios, proponiendo un programa verdaderamente ignaciano para la ciudadanía global, personificando hoy la convicción inicial de los jesuitas que puerilis institutio est renovatio mundi (la educación de la juventud es la renovación del mundo) como sostenía el P. Juan de Bonifacio SJ (hacia 1575).

Sin embargo, ¿cómo podemos nosotros los educadores, educados de manera distinta para un mundo diferente, aprender a convertirnos en estos ciudadanos globales que luego pueden preparar a nuestros estudiantes para la realidad de un mundo común y, por lo tanto, acompañarlos a convertirse en personas equilibradas, conscientes, competentes, comprometidas y compasivas? Nuestra recientemente creada Red Global Jesuita de Colegios (RGJC) es una señal vigorosa de que queremos tomarnos en serio la colaboración entre nuestros educadores y nuestros colegios, compartiendo recursos, ideas, programas, y sueños. Además, en el 2015, también lanzamos Educate Magis, como la comunidad/plataforma en línea, a través de la cual motivamos a los educadores, de nuestra RGJC, a colaborar a nivel internacional. Desde entonces, educadores de todo el mundo han creado varias oportunidades de trabajo en conjunto, profundizando el conocimiento y la práctica de la educación jesuita, construyendo una comunidad global donde podemos aprender, practicar y construir solidaridad y fraternidad global, como verdaderos compañeros de toda la humanidad y de la creación. Proyectos como, La Silla Roja Global, Camina Una Milla en Mis Zapatos, y  ¿Quién quieres ser? , así como los cursos en línea sobre Espiritualidad Ignaciana, Pedagogía Ignaciana, y Ciudadanía Global han conectado educadores y estudiantes de todo el mundo, y han creado un nivel de colaboración sin precedentes que nos hace tener esperanza en el futuro. Esto ha sido un aprender haciendo…muy propio de nuestra tradición educativa. ¿Estás participando en nuestra comunidad global de educadores jesuitas e ignacianos? ¿Qué esperas? ¡Puedes empezar aquí!