¿Cómo promover una escuela coeducadora? Desde lo institucional hasta el aula

Por Pablo Rodriguez Soengas
Jul 24th, 2019

El pasado mes de junio el gobierno de la Ciudad de México aprobó la medida  «uniforme neutro», que permite al alumnado utilizar pantalón o falda, según su preferencia; es decir, que el alumnado elija cómo quiere vestirse para asistir a clase.

No es objeto de este post analizar las ventajas y desventajas de esta controvertida propuesta, sino reflexionar sobre qué medidas se pueden tomar desde la escuela para contribuir a combatir los estereotipos de género, y cómo podemos construir escuelas coeducativas que ayuden a promover la equidad de género.

Si entendemos la equidad de género como el camino para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres, la coeducación será la herramienta que favorezca que todas las personas sean formadas por igual en un sistema de valores, de comportamientos, de normas y expectativas que no esté jerarquizado en función del sexo.

Desde esta mirada debemos preguntarnos: ¿cuál debe ser el objetivo de una escuela coeducadora?

Una escuela coeducadora debe tener como objetivo la desaparición de los mecanismos discriminatorios presentes en la escuela por motivos de género, tanto los referidos a su estructura formal y nivel institucional, como aquellos relacionados con su práctica educativa.

Es importante hacer esta distinción, porque generalmente los y las docentes pensamos que la mejor forma de trabajar con el alumnado la igualdad entre hombres y mujeres es a través de unidades didácticas o planes de clase que aborden de forma específica o transversal contenidos relacionados con la equidad de género.

Un buen ejemplo son los materiales educativos desarrollados la Fundación Entreculturas dentro de su campaña “Muévete por una educación en igualdad” y que ahora Educate Magis está promoviendo como parte del proyecto de acción global «Apoya a las Niñas» a través del cual colegios de la red global colaboran para la creación de un video global advocando por la igualdad de género.

Estos materiales tienen como objetivo proponer y ayudar a crear alternativas para una educación no sexista, a través de la cual quienes educan puedan ser agentes de transformación para así promover desde todos los ámbitos educativos relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres.

Para acceder a este material educativo por favor sigue este enlace: Muévete por una educación en igualdad

Pero siendo esencial contar con materiales educativos que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres, es igual de relevante el papel que desempeña el ámbito “institucional” del centro. Es decir, todo el marco de políticas relacionadas con el funcionamiento, planificación y estructura del centro, así como todos aquellos valores, creencias, actitudes y maneras de proceder.

Dado que no hay políticas de centro “neutras”, éstas juegan un rol fundamental en la transmisión de normas y valores que afectan a toda la institución. Se puede contribuir positivamente a promover determinados valores si las políticas del centro son coherentes con esos mismos valores en los que se quiere educar.

¿Cómo contribuyen las políticas de centro (planificación y organización) a promover la equidad de género?

Una escuela que quiera ser coeducadora ha de tener en cuenta cómo y de qué manera se elaboran políticas de centro relacionadas con los siguientes aspectos:

  • prevención y protección a todo tipo de discriminación y violencia de género en el centro
  • comunicación y uso del lenguaje inclusivo
  • uso de uniformes escolares
  • formación del profesorado y personal administrativo en temas de género
  • conciliación de la vida personal y laboral
  • conformación de los órganos de gobierno y equipos directivos

Además de las políticas de centro, dentro del ámbito institucional de una escuela hay otro aspecto clave en la transmisión de valores, y es la cultura del centro. Es decir, aquellas creencias, actitudes y maneras de proceder que establecen el desarrollo de las prácticas y formas de hacer las cosas entre los miembros de la comunidad educativa. Esta “cultura corporativa” define la identidad del centro, y debe estar reflejada en los documentos fundacionales y misionales del mismo (misión, visión, principios y valores).

¿Cómo contribuye la cultura de centro (valores y maneras de proceder) a promover la equidad de género?

En la medida en que la cultura repercute en la vida diaria del centro, tiene un papel clave en la transformación o la perpetuación de la falta de equidad de género. Por tanto, será fundamental que una escuela coeducadora tome conciencia de cómo se trata en el centro:

  • las formas de relación entre los y las integrantes de la comunidad educativa
  • los estereotipos asociados a lo masculino y femenino
  • la diversidad sexual
  • la orientación vocacional del alumnado

Dejando a un lado el ámbito institucional y pasando al ámbito más propiamente educativo, hay que señalar que el fin último de una escuela coeducadora es adoptar un enfoque transversal en objetivos, metodologías, contenidos y formas de relación en el proceso de enseñanza-aprendizaje que se base en la igualdad y no discriminación por razón de sexo, que se eduque desde el respeto a las diferencias individuales, y que tenga como objetivo prioritario el desarrollo libre e integral de cada estudiante.

¿Cómo contribuir desde los procesos de enseñanza – aprendizaje  a promover la equidad de género?

La práctica educativa y los procesos de enseñanza – aprendizaje pueden favorecer la equidad de género de la siguiente manera:

  • incorporando el análisis crítico de la realidad (modelo patriarcal, relaciones de poder, discriminación de las mujeres, estereotipos vinculados a lo masculino y lo femenino)
  • aflorando y neutralizando la reproducción de discriminaciones y estereotipos de género a través del currículum oculto
  • analizado cómo se configuran los grupos de trabajo y el reparto de roles, cómo se usan los espacios del centro o cómo están decorados.
  • trabajando lo emocional, lo afectivo, lo vivencial y lo experiencial, como parte del proceso de aprendizaje

En definitiva, una escuela coeducadora que quiera ser promotora de la igualdad entre hombres y mujeres deberá tener en cuenta, además de las claves claves pedagógicas y metodológicas, todos aquellos elementos más “institucionales” que afectan a la vida diaria de los centros educativos, en especial aquéllos relacionados con las políticas y la cultura del centro, pues son claves en la transmisión de unos valores y de un modelo educativo.

Desde este enfoque, cada centro deberá preguntarse por ejemplo si en su contexto y en su realidad, permitir que los estudiantes elijan su atuendo puede ayudar o no a combatir los estereotipos de género.

No hay respuestas universales, pero sí el convencimiento de que no hay medidas neutras, especialmente en cuestiones que afectan a la igualdad entre hombres y mujeres. Si se quiere profundizar en un enfoque de escuela coeducadora  se requiere voluntad real del equipo directivo y del profesorado, y un plan de acción con orientaciones y hechos concretos.