#ClaverianosConectados

Por DIANA CONSUELO BERNAL CARRILLO
Abr 16th, 2020

La necesidad de crear ambientes virtuales de aprendizaje como medio indispensable para la prestación de nuestro servicio educativo porque una pandemia nos obligaría a estar en aislamiento social, no hacía parte de nuestras proyecciones o planes como colegio San Pedro Claver al iniciar 2020.  Pero es allí, en momentos difíciles, donde la tradición educativa de un colegio con carisma ignaciano asume uno de sus grandes retos, “lograr descubrir la dimensión humana y cristiana en los saberes, poniendo en diálogo los contenidos de todas las asignaturas con los del Evangelio”[1]. Y sin dejar de ofrecer un sentido real en tiempos de crisis a los procesos de enseñanza y aprendizaje, ese diálogo cambia de contexto, pasa ahora a la virtualidad.

Estando en cuarentena cumplimos 124 años de trayectoria en la región Santander, y la historia nos ha caracterizado por llevar a nuestros maestros a “usar la imaginación para implementar y estar en constante mejora  de las prácticas educativas que realmente encarnan la Excelencia Humana de la educación y transforman a nuestros estudiantes, nuestras sociedades y a nosotros mismos”[2]. La experiencia actual no dejará esto de lado, pues es claro para la comunidad de educadores claverianos que nuestra Pedagogía Ignaciana busca ayudar a formar el ser humano a través del proceso educativo y se empeña en estimular el máximo desarrollo de sus potencialidades y dimensiones, a ejercer su libertad, a actuar con autonomía y creatividad en la transformación de la sociedad, donde el servicio y la solidaridad son el más evidente reflejo de la formación integral, “ser más para servir mejor”.

Sigue siendo entonces el Paradigma Pedagógico Ignaciano nuestro cimiento, ya que  permite que los educadores claverianos impregnen de valores cualquier acción educativa dentro o fuera del salón de clase, en palabras de Luis Fernando Klein, SJ.,  “una lámpara frontal que ilumina cualquier acción educativa”[3]. Además,  nos ayuda a comprender que “el mundo está cambiando, la educación debe cambiar también. Las sociedades de todo el planeta experimentan profundas transformaciones y ello exige nuevas formas de educación que fomenten las competencias que las sociedades y las economías necesitan hoy día y mañana”[4].

Es por esta razón, que la labor que realizan nuestros maestros acompañantes cobra un sentido primordial en los tiempos del coronavirus, pues a través de las pantallas hemos mantenido la comunicación con nuestros niños y jóvenes durante espacios como las tomas de contacto y la pausa ignaciana. Estos dos recursos que nos brinda la espiritualidad ignaciana son parte del modo de proceder propio y hacen de la cura personalis uno de los rasgos sobresalientes de la educación de un colegio jesuita.

Junto a esto, el Aprendizaje Basado en Proyectos en clave ignaciana continúa siendo, desde las posibilidades que nos ofrece la tecnología, nuestra metodología de trabajo, la cual nos permite ahora más que nunca resignificar el aula de clase desde el hogar de cada uno de los estudiantes y maestros, donde el estudiante siga siendo el protagonista y el maestro un mediador retado a navegar y escoger entre los ambientes de la web cuáles son las opciones más adecuadas para continuar apoyando la misión educativa de la Compañía de Jesús, formar hombres y mujeres para los demás y con los demás, a través de la integración del contenido curricular con problemas o desafíos basados en experiencias reales y prácticas sobre el mundo, sobre el entorno de la escuela actual o sobre la vida cotidiana.

Y es este cambio drástico, caracterizado por transformar de un momento a otro el salón de clase y los medios de interacción, lo que nos ha permitido motivar y promover en nuestros maestros espacios de formación continua sobre herramientas tecnológicas, aprovechando los saberes con los que cuentan diversos actores de la comunidad educativa y participando en cursos o mooc de manera autónoma. Somos un colegio distinguido por contar con diversidad de recursos tecnológicos, que de manera presencial enriquecen la labor del maestro y dinamizan el aprendizaje, pero pasar todo el diseño curricular al ámbito tecnológico requiere de un bagaje más amplio en este campo. Somos conscientes del desafío de contar con un manejo más fluido de la competencia digital del maestro, el cual hemos asumido con total compromiso y entusiasmo.

Las dimensiones espiritual y afectiva cobran un significado real en estos tiempos para lograr entender como sociedad que después de lo vivido no seremos los mismos, por eso la pastoral también ha hecho presencia en los hogares claverianos y desde las bondades de las redes sociales promueve el acompañamiento espiritual online y comparte diversas celebraciones litúrgicas como la misa dominical y las ceremonias de Semana Santa. De igual manera, el Servicio de Asesoría Escolar ha compartido recomendaciones para preservar la salud mental frente a los cambios que nos plantea el covid 19,  a través de recursos para toda la comunidad educativa, que buscan ayudar a mantener el estado de ánimo, la confianza, la calma y la tranquilidad, en cada una de las familias que hacen parte de nuestra colectividad, que han confiado en nosotros y están enfrentándose con total valentía a una experiencia nueva e inesperada. Nuestros hogares claverianos han sido un gran soporte y apoyo para la institución.

Todo lo anterior se ha enmarcado en la estrategia de comunicaciones #ClaverianosConectados, que acompaña desde la virtualidad todos los procesos institucionales, promoviendo el diálogo entre estudiantes,  familias, maestros, administrativos y directivos para asumir juntos este reto, del cual saldremos victoriosos, de la mano de Dios.

[1], Retos y fines pastoral educativa escolar ignaciana. FLACSI 2017
[2] Documento – Contexto, I Encuentro FLACSI, Directores Académicos y de Pastoral, Puebla, 2019
[3] Pedagogía Ignaciana, charla realizada por el P. Luiz Fernando Klein SJ el día 14 de octubre de 2014 en el auditórium del colegio Liceo Javier, Ciudad de Guatemala.
[4] Replantear la Educación ¿Hacia un bien común mundial?  Ediciones UNESCO. 2015