Nuevo! Recursos para crecer en fe mediante la oración – Educate Magis

La oración tiene una larga historia. Ha existido desde el principio de la raza humana. La oración tiene un carácter verdaderamente espontáneo. La verdadera oración es tanto moral como religiosa. Para muchos, la oración es la expresión serena de gratitud a Dios Todopoderoso y pedir a Dios protección y guía. Para otros, la oración es la expresión de gratitud a los demás,  una expresión de alabanza, y devociones sociales. La verdadera oración es la comunicación sincera y confiada de la naturaleza espiritual del ser con la omnipresencia del espíritu del Creador.

La educación Jesuita cree que la oración nos hace mejores seres humanos. Hace que los seres humanos “sean humanos”. De hecho, encontrar a Dios en todas las cosas a través de la reflexión en la oración es una característica primordial de la educación Jesuita. Aprendemos a encontrar a Dios en todas las cosas (el mundo es la creación de Dios) “El mundo está cargado de la grandeza de Dios” (G.M. Hopkins, SJ). Por lo tanto, la educación Jesuita se lleva a cabo en un espíritu de reverencia y desde una perspectiva radicalmente religiosa: facilitar el descubrimiento y el encuentro con Dios es su valor central.

Para San Ignacio de Loyola, “todas las cosas de este mundo son dones de Dios, creados para nosotros, para ser el medio por el cual podemos llegar a conocerlo mejor, amarlo más seguramente, y servirlo más fielmente. Quien lleva a Dios en su corazón, lleva el Cielo consigo dondequiera que vaya”.  Dice San Ignacio de Loyola. Para él, en la gratitud ofrecer todo al Creador es una oración. Él rezó: “Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo lo que soy y todo lo que poseo Tú me lo has dado. Te lo entrego todo para que dispongas según tu voluntad. Dame sólo tu amor y tu gracia; con ellos seré suficientemente rico y no desearé nada más”.

La oración es amar a Dios, ser agradecidos con Dios, reconocer los dones y las gracias de Dios en nuestras vidas. La oración “Enamorarse” lo ilustra muy bien. Esta oración ha sido atribuída, en varias ocasiones, a Pedro Arrupe SJ, y refleja claramente su forma de rezar. (Esta oración proviene del P. Joseph P. Whelan SJ, antiguo Provincial de Maryland, Estados Unidos)

“Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.”.

Hoy en día, las generaciones jóvenes se sienten perplejas ante la idea de hablar con Dios, de forma puramente personal. Muchos han abandonado la oración regular; sólo rezan cuando están bajo una presión inusual: en las emergencias, ¡tienden a mirar a Dios cuando se enfrentan a calamidades y dificultades!.  No debemos tener miedo de conversar con Dios, nuestra naturaleza espiritual nos pide estar siempre conectados con Dios. Nuestra oración genuina contribuye al crecimiento espiritual, modifica las actitudes y produce esa satisfacción que proviene de la comunión con la divinidad. Es un estallido espontáneo de la conciencia de Dios.

La oración no puede reducirse a una expresión espontánea de la conciencia de Dios o a una recitación sin sentido de fórmulas teológicas. Puede ser la alabanza extática de un alma que conoce a Dios.

Para ayudar a los estudiantes y los educadores a obtener una base firme mientras aprenden a crecer con confianza en fe mediante la oración, hemos desarollado una nueva página de oraciones y reflexiones globales interreligiosas, donde los y las profesoras de nuestra comunidad global pueden encontrar varias oraciones para diversas ocasiones. Las oraciones y reflexiones pueden ser filtradas en diferentes idiomas, por nivel escolar y por país. En nuestra Red Global Jesuitas de Colegios tenemos estudiantes y educadores de muchos orígenes religiosos. Vivimos en un mundo diverso, en el que todos llegamos a la fe desde diferentes lugares y desde diferentes orígenes.  A través de esta nueva área de oraciones y reflexiones, en nuestra comunidad global de Educate Magis, esperamos poner a disposición esta enriquecedora dimensión intercultural e interreligiosa. Te invitamos a explorar las oraciones y las reflexiones que han sido compartidas hasta ahora por colegios jesuitas de muchas regiones diferentes alrededor del mundo.

La oración es una de las disciplinas espirituales que todos tenemos que aprender, y a menudo nos preguntamos ¿Cómo se dice una oración?, ¿Qué es una oración personal?, ¿Cómo puedo hacer crecer mi vida de oración? Esperamos que la nueva página de oraciones y reflexiones globales interreligiosas te ayude a crecer en tu vida de oración. Puedes hablar con Dios como lo haces con tu mejor amigo.  Relaciónate con Dios, háblale como hablas con tu mejor amigo. Dedica un tiempo al silencio, a la oración personal, al examen.  Fija un tiempo de oración para crear un estilo de vida de oración. Profundizar en la oración y ser más constante en la oración, se consigue con el tiempo y con ayuda.

Complementa tu experiencia de oración con nuestras reflexiones acerca de pinturas para la formación en la fe, reflexiones sobre la fe y nuestros retiros y recogimientos. Todo esto te ayudará a tener una experiencia afectiva que puede ser una experiencia transformadora para ti y para todos los que te rodean. Damos la bienvenida a todos los educadores Ignacianos, colegios, estudiantes, alumnos y padres para enriquecer su experiencia espiritual.

El Papa Francisco nos aconseja; “Queridos amigos y amigas, uno de los medios más eficaces que tenemos para ayudar es el de la oración. La oración nos une, nos hace hermanos… y nos recuerda una hermosa verdad que a veces olvidamos. En la oración, todos aprendemos a decir “Padre”, “Papá”. Aprendemos a vernos como hermanos. En la oración, no hay ricos ni pobres, hay hijos e hijas, hermanas y hermanos. En la oración, no hay primera ni segunda clase, hay hermandad. Es en la oración donde nuestros corazones encuentran la fuerza para no ser fríos e insensibles ante la injusticia. En la oración, Dios nos sigue llamando, abriendo nuestro corazón a la caridad”.