Lanzamiento Campaña Escuela Refugio por el Día de las Personas Refugiadas

By Yénifer López Ramos
Jun 22nd, 2019

Este 20 de junio de 2019, con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, desde Entreculturas hemos presentado “Escuela Refugio” para reivindicar que se garantice el derecho a la educación en situaciones de conflicto y refugio. La mitad de las personas refugiadas en todo el mundo son menores. Niños, niñas y jóvenes víctimas de conflictos internacionales e internos que no solo están aumentando, sino que también son cada vez más prolongados y afectan a un mayor número de personas. Desde hace 10 años la cifra de personas desplazadas forzosamente no ha parado de aumentar, hasta alcanzar los actuales 70’8 millones. 1 de cada 4 niños sin escolarizar vive en un contexto afectado por crisis.

“Desde Entreculturas, junto a nuestras organizaciones socias, trabajamos cada día para que las escuelas sean refugio para estos niños y niñas. Para reivindicar que las escuelas sean lugares de paz, libres de violencia; lugares de reconciliación y encuentro en cualquier circunstancia, ya sea en conflictos o en contextos de violencia, ya sea en campos de personas refugiadas y desplazadas que han huido de esta violencia, o en cualquier otra circunstancia de emergencia humanitaria”, explicaba Raquel Martín, nuestra Directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de Entreculturas.

Aunque las escuelas protegen y, a la vez, deberían ser protegidas, siguen siendo objeto de ataques.

Entre 2014 y 2018 se han registrado más de 14.000 ataques a la educación en 34 países y en al menos 18, los ataques a la educación se dirigieron contra niñas y mujeres por su género. El camino a la escuela supone también un grave peligro para las niñas y las jóvenes,  ya que pueden ser sorprendidas, secuestradas y atacadas sexualmente. En Entreculturas, a través de programas de cooperación al desarrollo y de ayuda humanitaria, trabajamos para proteger las escuelas y que estas estén libres de violencia. Lo hacemos en muchos países del mundo como Sudán del Sur, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Burundi, Venezuela o Colombia”, explicaba  nuestro compañero Pablo Funes, Coordinador de Cooperación.

Me gustaría mostraros algún ejemplo de nuestro trabajo, cuando la  educación salva vidas, por eso quiero que escuchéis el testimonio de Sanganyi Namangala Tamy, una de las más de 70 millones de personas refugiadas en el mundo que conoce de primera mano la importancia de que las escuelas sean refugio, un lugar que acoge y que permite aprender, jugar, encontrarnos con nuevos amigos y amigas y construir nuevos espacios seguros de paz y convivencia”, concluía Pablo.

Burundi y República Democrática del Congo son dos de los países que sufren ataques a la educación. Sanganyi Namangala Tamy, refugiada congoleña en el campo de refugiados de Kinama Burundi y Vicepresidenta del Comité de Refugiados explicaba su historia de refugio.

El 10 de octubre de 2008 en mi casa en Rutshuru en el norte del Kivu, mataron a mi marido, a dos de mis ocho hijos y me violaron. Fui secuestrada por rebeldes que me llevaron al bosque donde pasé un mes sirviendo como ama de casa, sufrí violencia sexual y física. En tiempos de guerra todo es posible. El derecho de los niños a la educación se ve vulnerado. Las escuelas son lugares donde hay conflictos, tomados por los atacantes como lugares de guerra, para almacenar sus armas o como bases militares. Los niños son reclutados como luchadores. Destruyen escuelas para usar puertas de madera y escritorios como calefacción. Hay menos lugares para estudiar durante la guerra. La juventud es el futuro del mañana. Sin una educación básica, es difícil tener un futuro”, ha relatado.

En el campo de personas refugiadas de Kinama, en Burundi, Sanganyi colabora con el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y con Entreculturas para sensibilizar a los jóvenes sobre la importancia de la educación, especialmente la educación de las niñas. François Xavier Nsababandi, Director de Proyectos de Educación y Medios de Vida de Entreculturas y del Servicio Jesuita a Refugiados en Burundi explicaba que

el JRS interviene en cinco escuelas de campos de refugiados. Las escuelas de los campos y otras escuelas deben estar a salvo de los ataques. En países que viven guerras, vemos que las escuelas son destruidas incluso los estudiantes son asesinados. Es por esta razón que trabajamos en zonas de conflicto para acompañar, proteger y defender a las personas refugiadas para garantizar su derecho a la educación. Las escuelas nunca deben ser objeto de ataque, sino lugares de paz, libres de violencia. La escuela es un refugio seguro para millones de niños refugiados en todo el mundo”.

Por su parte, nuestra compañera Irene Ortega, Coordinadora de Ciudadanía lanzaba la pregunta de “¿Qué podemos hacer entonces como sociedad ante esta situación?” La campaña Escuela Refugio hace una propuesta con dos palabras: Incide y Expresa.

Para incidir, hacemos una serie de recomendaciones al Gobierno Español, entre las que quiero destacar dos: que alinee sus políticas exteriores, de cooperación y ayuda humanitaria con la Declaración sobre Escuelas Seguras y las Directrices para su implementación ya que son una hoja de ruta esencial y que diseñe, apoye e implemente políticas y programas de cooperación internacional al desarrollo y ayuda humanitaria encaminados a garantizar la escuelas como espacios seguros y de protección en contextos de emergencia. Para ello, es imprescindible destinar el 0,7% de la Renta Nacional a Ayuda al Desarrollo y de esa cifra un 10% a la Acción Humanitaria de la cual un 4% debe ser para educación en emergencias”, enumeraba Irene.  Así mismo hablaba de la palabra expresa porque “no solo las personas con responsabilidades políticas pueden hacer algo. De hecho, lo harán en la medida en que la ciudadanía se lo demande. Y ante estas cuestiones que son globales, que muestran la interdependencia que hay entre los seres humanos y afectan al corazón mismo de nuestra dignidad, la ciudadanía del mundo ha de estar unida y expresarse como una verdadera sociedad global”.

Irene daba paso a los niños y las niñas del colegio La Paloma de Madrid que estaban presentes en la rueda de prensa y que han enseñado dibujos suyos y de niños y niñas refugiados burundeses de la escuela primaria del campo refugiados de Kinama sobre cómo les gustaría que fueran las escuelas, una de las propuestas de sensibilización de Escuela Refugio. “Si venís los amigos seremos nosotros”; “Quiero contarte que me gusta mi colegio, aprendo mucho y puedo jugar con mis amigas”; “La escuela para mí es un lugar bonito”. Estos son algunos de los mensajes que se han podido leer. Los niños y las niñas  tienen muy claro, tanto en Madrid como en Burundi, lo que es el colegio en sus vidas. Y tienen muy claro también que todas las personas, en Madrid o en Burundi, somos  iguales en derechos y en dignidad. Perciben que hay algo común en nuestra esencia, que se manifiesta en una preciosa diversidad.

Esto es lo que expresa la campaña Escuela Refugio. La escuela no es solo una escuela. La escuela es un camino seguro, es un día sin violencia, es una oportunidad para elegir un futuro, es un sueño por cumplir, es dignidad y respeto, es valiente, acoge y defiende. La escuela es tierra sagrada, es posibilitadora de oportunidades y refugio para millones de niños y niñas.